A principios del año
2008 llegamos al convencimiento, en la SEREMI de Educación de Valparaíso, de
que era necesario diseñar e implementar un programa que asumiera los desafíos
de la convivencia escolar de forma integral y profunda; así surgió el Programa
de Convivencia Escolar Democrática (PCED), concebido a tres años plazo. El
programa se fundó en dos constataciones: 1) que está comprobado que la
convivencia tiene un importante impacto en los aprendizajes y no es posible
implementar estrategias para mejorar los aprendizajes sin incorporar la
convivencia como factor esencial para el logro de esas metas; 2) la creciente
preocupación de la opinión pública en torno a la convivencia escolar,
confundiéndola con la violencia escolar.
Comenzamos haciendo
una extensa y profunda revisión de investigaciones y estudios; el conjunto de
esta vasta revisión documental, quedó contenido en un DVD, el que luego (al
final de la Etapa II -2009-) se convirtió en un DVD doble.
Entre este amplio espectro de trabajos, un conjunto de ellos nos proveyó el
panorama diagnóstico que se constituyo en línea de base del programa, entre
otros, el estudio de UNICEF,
el estudio de IDEA,
de la Fundación Paz Ciudadana,
el trabajo de revisión académica del Centro de Estudios Socioculturales (CESC), varios libros y artículos de la Revista
Última Década, todos del Centro de (CIDPA), publicados entre los años 2001 y
2005; las encuestas de Violencia Escolar de la División de Seguridad Pública
del Ministerio del Interior; y todos los estudios y publicaciones del
Laboratorio Latinoamericano de Evaluación y Calidad de la Educación (LLECE) de
OREAL-UNESCO, publicados entre 2000 y 2008. Por
otra parte, a efecto de identificar las fuentes fundamentales del marco
conceptual y teórico por el que optamos, cabe destacar: “Matriz de indicadores para la evaluación de la
formación en convivencia democrática y cultura de paz en la escuela” (Documento
de Trabajo) de UNESCO y “Estudio
de Evaluación de la situación de los
Consejos Escolares” de
Asesorías para el Desarrollo, encargado por UNICEF.
A partir de la base de
diagnósticos y estudio, surgieron nuestros aliados institucionales: UNESCO, el
laboratorio Latinoamericano de Evaluación Educacional (LLECE) de OREALC-Unesco,
UNICEF, Fundación Paz Ciudadana, CIDPA, entre otros.
El PCED se fundó y
desplegó en torno a una relectura de los tres ejes definidos por UNESCO: 1) Participación expresada en el
fortalecimiento y desarrollo de habilidades de liderazgo de los actores de la
escuela, 2) incorporación y desarrollo de una Cultura de la Diversidad, entendiéndola como las distintas
necesidades de aprendizaje (no solo de la educación especial), así como de
aspectos identitarios y otros y, 3) incorporación y desarrollo de una Cultura de la Paz, entendiendo por ello
la instalación y fortalecimiento de habilidades de comunicación (en relación al
liderazgo y el liderazgo pedagógico).
La implementación del
programa consideró tres etapas: una de instalación (2008) otra de consolidación
intermedia (2009) y una de ajustes, consolidación avanzada y ampliación de
coberturas (2010).
La Etapa I (2008) asumió tres líneas paralelas de
desarrollo, las que, contrario al abordaje tradicional por etapas, consideró la
realización de jornadas por estamentos escolares con el abordaje de un conjunto
de temas atravesados por el eje del liderazgo en general y pedagógico en
particular. También se consideró un trabajo de relevamiento y fortalecimientos
de redes, incluyendo un trabajo con servicios públicos, para fortalecer o
instalar colaboración de redes en las comunidades escolares, a partir de los
objetivos y ámbitos de las distintas entidades y en pro de sus requerimientos.
Junto con estas acciones, se trabajó con los datos de autodiagnóstico derivados
de los PME SEP y Media.
En la Etapa II (2009), el programa se alineó fuertemente
con el Modelo SACGE y su expresión en los Planes de Mejora de básica y media,
permitiendo identificar en que líneas se debía avanzar, qué corregir y cómo
apoyar el proceso de implementación de los planes en una perspectiva temporal
que va del 2009 al 2012. Se diseñaron o probaron instrumentos específicos,
validados por comités de expertos y probados en aplicaciones piloto; cabe destacar
dos: la Matriz de Indicadores de Convivencia de Unesco (Piloto con UNESCO y
UPLA) y la Matriz de Certificación de Consejos Escolares (UNICEF/ Asesoría para
el Desarrollo).
Al finalizar esta etapa ya existían fuertes
constataciones de los aciertos y debilidades de dos años de implementación de
la iniciativa, el estado del programa fue resumido del siguiente modo por una
mirada externa: “en el caso de la Región
de Valparaíso, con fondos provenientes de la Unidad de Transversalidad del
Ministerio de Educación, el año 2008 se puso en marcha, desde la Coordinación
Regional de Extraescolar, un Programa de Convivencia Escolar Democrática (PECD)
que interviene a través de los distintos actores educativos (apoderados,
profesores, estudiantes, directivos), por tanto, opera bajo el supuesto de que
el CE es el espacio natural que reúne a estos actores en cada comunidad
educativa. De este modo, convoca a los CE a jornadas temáticas de convivencia
escolar e incluso desarrolla una incipiente iniciativa de Certificación de
estos organismos. Lo que resulta destacable de esta experiencia es que ésta
constituye, dentro de las acciones observadas en regiones, la única acción
continua, vale decir, no aislada ni puntual, sino que se inserta en una
política más amplia que tiene objetivos, fases y acciones concretas”.
Con
estos elementos, abordamos la Etapa III (2010), hasta el punto en que el
programa fue truncado; el cambio de gobierno y de autoridades, con su correlato
a nivel regional, implicó, en primer término una persistencia sin evaluación ni
pronunciamiento sobre el programa (a pesar de haber sido presentado a las
nuevas autoridades y de ratificar algunas actividades del mismo); finalmente,
sin mediar evaluación alguna ni manifestación explicita directa, se reubico a los
responsables del mismo en otras funciones (posteriormente incluso con traslado
desde el nivel regional al provincial) y, los compromisos tanto internos como
externos del programa quedaron trunco; tan solo, nunca más se hablo de él.
Al finalizar esta etapa ya existían fuertes
constataciones de los aciertos y debilidades de dos años de implementación de
la iniciativa, el estado del programa fue resumido del siguiente modo por una
mirada externa: “en el caso de la Región
de Valparaíso, con fondos provenientes de la Unidad de Transversalidad del
Ministerio de Educación, el año 2008 se puso en marcha, desde la Coordinación
Regional de Extraescolar, un Programa de Convivencia Escolar Democrática (PECD)
que interviene a través de los distintos actores educativos (apoderados,
profesores, estudiantes, directivos), por tanto, opera bajo el supuesto de que
el CE es el espacio natural que reúne a estos actores en cada comunidad
educativa. De este modo, convoca a los CE a jornadas temáticas de convivencia
escolar e incluso desarrolla una incipiente iniciativa de Certificación de
estos organismos. Lo que resulta destacable de esta experiencia es que ésta
constituye, dentro de las acciones observadas en regiones, la única acción
continua, vale decir, no aislada ni puntual, sino que se inserta en una
política más amplia que tiene objetivos, fases y acciones concretas”. Si bien este puede ser un resumen evaluativo
externo, también cabe consignar que se hicieron evaluaciones internas del
programa, tanto de orden cuantitativo como cualitativo, las cuales, por
ejemplo, llevaron a reformular el diseño del mismo entre 2008 y 2009, cambiando
las jornadas por estamentos (profesores, asistentes de la educacion, alumnos,
apoderados) por jornadas con los consejos escolares y, distinguiendo dos tipos
de establecimientos y líneas de trabajo: los tipo “A” que habían participado en
un nivel alto cuantitativo y cualitativo y los de tipo “B” que habían sido
irregulares en ambas categorías y requerían una nivelación; también se decidió
no introducir un crecimiento de cobertura sino hasta la Etapa III (2010).
Las dos evaluaciones externas del programa son las que dicen relación con las
etapas previas a definir un trabajo con UNESCO (Piloto de la Matriz de
Convivencia Escolar) y con UNICEF (participación prioritaria en el estudio
sobre Consejos Escolares y diseño de Matriz de Certificación de CC.EE.).
Desde
allí, y mediando un paréntesis temporal relativo (segundo semestre de 2010), se
retoma de forma individual a contar del año 2011, fundado en la convicción de
una constatación concluyente: que la convivencia escolar persiste en ser
abordada en forma reduccionista y simplificada,
lo cual se expresa en los diagnósticos y planes de los PME-SEP, con focos
puntuales recurrentes, casi siempre de forma desarticulada e incompleta entre
sí y otras áreas del modelo. Es a partir de esta constatación y de la
experiencia vivida en el PCED, que surge la convicción que el Área de
Convivencia viene a ser una posibilidad de articulación del modelo, con fundamentos
y aspectos concretos relevantes que ya han sido identificados en el curso de
este programa (2008-2010) y sus proyecciones (2010-2013).
Alfredo Rojas (UNESCO)
Daniel Contreras (UNICEF)
(Archivo comprimido)
Ponencia V Congreso Iberoamericano de Violencia Escolar
Santiago de Chile, Junio 2013